Hoy en día asistimos a una revolución tecnológica sin precedentes. Cada día son mejores los dispositivos electrónicos que se encuentran a nuestra disposición y mucho más útiles sus aplicaciones. En otras palabras, esos dispositivos son cada vez más imprescindibles en nuestra vida: tanto por cuestiones laborales como para cuestiones relacionadas con el tiempo de ocio o libre.
Aunque la potencia y capacidad de los aparatos tecnológicos es mucho mayor hoy que en el pasado, siguen siendo necesarios algunos elementos externos que aumenten sus prestaciones. En definitiva, elementos como una memoria RAM siguen siendo extremadamente importantes. Y pueden facilitarnos la vida mucho más de lo que pensamos.
Hace unos tres años comencé mi andadura en el terreno laboral abriendo una empresa dedicada a la maquetación, edición y producción de una revista de temática deportiva con carácter semanal. De un tiempo a esta parte son muchos los redactores que tenemos en plantilla y muchos los ordenadores que día a día se manejan en la redacción. Ordenadores que por desgracia no son todo lo potentes que nos gustaría y que tienen algunas deficiencias, por ejemplo, en materia de memoria.
Necesitábamos solucionar un problema de este calado cuanto antes. Son muchísimos los artículos que se escriben a diario y que necesitan almacenamiento. También son importantes los archivos gráficos y las ilustraciones que cada redactor posee en su computadora. La consecuencia de todo ello es que la escasa memoria con la que cuentan nuestros ordenadores se acaba y es necesario tener preparada una alternativa. Alternativa que puede llegar a través de esa memoria RAM de la que hablaba con anterioridad.
Conscientes de este problema, desde la Dirección de la revista comenzamos a buscar una manera de adquirir esas memorias. Arturo, uno de los redactores jefes de la revista, me iba a dar una opción que resultaría interesante. Me comentó que conocía una empresa, llamada Liquistocks, que se dedicaba a la venta de lotes de diferentes productos entre los cuales había memorias RAM como las que queríamos.
El bajo precio al que se vendían estos productos nos facilitaba la adquisición. Resultaban baratos, fáciles de manejar y útiles para nuestra actividad. Así que no nos lo pensamos dos veces y contactamos con los profesionales de Liquistocks para efectuar nuestro pedido.
Los resultados iban a ser más que sorprendentes. En apenas un par de días llegó hasta la redacción un stock importante de memorias. Memorias que harían bastante más fácil nuestro trabajo y que permitirían acumular la gran cantidad de información que a lo largo de los tres años habíamos publicado en la revista.
Una revolución en la oficina
Los recursos con los que contábamos en la revista no nos daban para demasiado más. No teníamos una capacidad económica suficiente como para adquirir un centenar de ordenadores nuevos y potentes. Por ello las memorias adquirían una relevancia tremenda. Pronto todo el mundo fue consciente de ello y poco a poco fuimos almacenando buena cantidad de información en ellas.
Ha pasado el tiempo y hemos conseguido salvar esa situación de falta de memoria que tanto nos amenazaba al comienzo de nuestra andadura laboral. Desde aquel momento disponíamos de mucho más espacio para continuar elaborando y almacenando nuestros temas, algo que siempre es fundamental para los servicios de documentación de los diferentes medios de comunicación.
Gracias a la llegada de aquellas memorias mejoró la organización de la que disponíamos en la revista. La información almacenada en aquellas tarjetas de memoria estaba mejor dispuesta y por tanto encontrarla era mucho más sencillo, por lo que el tiempo que se necesitaba para preparar un tema era bastante menor.
No sabemos qué deparará el futuro para una institución como la nuestra. Sabemos que la sociedad evoluciona y que cada vez son más necesarios los ordenadores de gran potencia y almacenamiento. Sin embargo, y ante la imposibilidad de que nosotros nos hagamos con ellos, nuestra manera de responder a aquella encrucijada fue eficiente.