Es increíble cómo la tecnología ha revolucionado la sociedad en la que vivimos. Los medios con los que contamos en la actualidad no tienen absolutamente nada que ver con lo que había hace tan solo 10 años. Y es que el avance producido lo ha impregnado absolutamente todo: desde el mundo de la informática hasta la industria. Ahí es nada.
Los trabajos en grandes hornos son buenos ejemplos cuando nos referimos a los grandes beneficiados de un avance como tal. Las cámaras termográficas, sistema que permite saber cuál es la radiación calorífica de los elementos y medir la temperatura que se maneja en el interior, se han desarrollado de una manera espectacular durante los últimos años y con ellas se ha conseguido dotar de mayor seguridad a un trabajo que, de por sí, puede resultar peligroso.
En la actualidad formo parte del Consejo de Administración de una entidad encargada de la fabricación de maquinaria de hierro y acero. Es por eso por lo que soy testigo de excepción de todo lo que viene ocurriendo en los últimos años en la industria y que ha cambiado de manera radical nuestro modo de trabajar. Los cambios tecnológicos nos han permitido desempeñar nuestro trabajo con mayor precisión y, sobre todo, con mayor seguridad para todos los trabajadores.
Hace unos dos años, mi compañero Martín fue elegido como el Presidente de la corporación. Uno de sus primeros mandatos como tal fue que se aumentase la seguridad de los trabajadores a la hora de mantener el contacto con los hornos en los que, poco a poco, se iban moldeando las máquinas que producíamos. Se trataba de una aspiración por la que él había luchado desde que accedió a esta industria y para la cual tenía una gran idea.
Dicha idea consistía en la instalación de cámaras termográficas para el control de la temperatura y la radiación de los elementos que se sucedían a cada momento en los hornos. Martín no paraba de repetir que esa acción era toda una inversión en seguridad y que él conocía de primera mano que una empresa como Ibertronix nos las podía proporcionar a un valor mucho menor que el que nos podíamos encontrar en cualquier lugar del mercado. Era una gran oportunidad para hacer más seguro nuestro trabajo y tener un mayor control sobre él.
Las explicaciones de Martín convencieron a buena parte de los Consejeros de la entidad, cuyo voto unánime era necesario para aprobar la instalación de las cámaras termográficas. La norma fue dada por buena y por tanto nos pusimos en contacto con Ibertronix para proceder a la instalación de aquellos productos que tanto nos interesaban. Estábamos decididos a dar un paso adelante para modernizar nuestra empresa y su proceso productivo. Creíamos que le hacía verdadera falta.
La importancia de una buena decisión
El proceso fue rápido. Martín telefoneó a aquella entidad y les comentó cuál era el tipo de servicio que necesitábamos: una cámara más segura y que nos permitiría saber, con un margen de error muy reducido, cuál era la temperatura real del interior de nuestros hornos. Un dato verdaderamente importante en nuestro ejercicio laboral y que sin duda nos proporcionaba información relevante para saber que el proceso de producción es seguro.
Desde que Martín llegó al cargo hace dos años e instauró su política de seguridad no hemos sufrido ningún accidente. Nuestros trabajadores se han dado cuenta de la mejora en dicha materia y ahora realizan sus funciones más rápido pero siguiendo todos los consejos en materia de prevención de riesgos laborales. La productividad incluso subió y nuestras ganancias, también. Este efecto indirecto de las propuestas de Martín había traído la felicidad a nuestro negocio.
Creo que estamos haciendo las cosas bien. Hemos recibido el reconocimiento de muchas personalidades del sector y de la ciudad en la que operamos, y eso también nos hace hinchar el pecho. Estamos en el buen camino. Lo único que debemos hacer es no salirnos de él. Apostar por la tecnología nos permitirá seguir pegados a él.